lunes, 7 de noviembre de 2016

PITTSBURGH O CHURATA Y EL CHURATISMO.

CHURATA Y EL CHURATISMO.
                                              Vladimir Herrera.
Sorprende que en la foto más difundida del Symposium de Pittsburgh se encuentren puros machos sin bandera muy ufanos cuando se sabe que por lo menos la organizadora en sede ha sido la doctora  Elizabeth Monasterios y que también estuvo la autora de la mejor edición del Pez de Oro publicada en ámbito hispanoamericano por Cátedra, la canónica editorial española. Hablo de la doctora Helena Usandizaga de la UAB. Fueron invitadas también la profesora de la Universidade Federal Santa Catarina, la catalana Meritxell Hernando Marsal, y Maya Aguiluz Ibargüen de la UNAM de México.
Es posible que en la organización del evento haya habido poca preocupación iconográfica ya que se sabe que a los académicos les importa poco, por ejemplo que el cartel sea diminuto. Lo que importa es que la grandeza de Churata y el sentido de su obra hayan sido preservados en tiempo y lugar. Salvo algunas inconveniencias. En los agradecimientos que hizo el heredero de Churata, luego de largo anecdotario circuló cierto estupor en sala cuando en tono de queja se refirió  al trabajo de la doctora Usandizaga. La impresión que dieron las palabras de Amaratt Peralta es que hablaba por boca de ganso. Es decir que, al no ser especialista, había sido aleccionado por otros churatólogos allí presentes, los puneños para ser más preciso: uno levemente apristón y ya de cierta edad y el otro de labios delgados pero con fuerte vocación arribista. Lo que estaba en el discurso eran las ediciones de El Pez de Oro que hasta ahora se han hecho. Al respecto debe quedar claro que la edición canónica de Cátedra es en mucho la mejor y más importante (las ediciones de Cátedra llegan a un público  lector muy amplio, pero apuntan en primera instancia a un público académico que no admitiría que se editara sin criterios científicos o que el editor se tomara libertades, como cambiar el texto según su capricho. Son ediciones de consulta y referencia que pretenden establecer y fijar el texto e introducirlo y anotarlo de manera clarificadora), dejando por la pata de los caballos a las demás, por más cariñosas y bienintencionadas que hayan sido. Y es que la actuación de los herederos  por lo general suele adolecer de maracas y mambo: el caso por ejemplo de los herederos de Valle Inclán  que casi nos privan de su albedrío o de García Lorca que nos dejan tartamudeando en andaluz precoz. Y el más reciente de la viuda de Bolaño persiguiendo a la última compañera y amante del genio chileno. Digamos que todo eso tiene sus bemoles. Y más vale pasarlo por alto.
Volviendo a mis paisanos tercamente presentes en el simposium de Pittsburg de ellos debo decir que imagino sus tarjetas de presentación con el sello de agua de tan magno evento recordándonos a todos  que por allí pasaron. 




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